El pescado es un pilar fundamental de la dieta mediterránea. No siempre es fácil adaptarse a los gustos de todos, sobre todo al de los mas pequeños, pero sabemos que es necesario comer más pescado: es fuente de proteínas saludables que mejoran la salud del corazón, reduciendo la tensión arterial y el la obstrucción arterial que causa el colesterol.
En el caso del salmón, varios estudios confirman que los beneficios para nuestra salud van más allá del corazón. El Omega3 de origen marino ayuda a la mejora de las funciones cerebrales gracias al alto contenido de yodo. También es una gran fuente de vitaminas, como la Vitamina D. La doctora Ida Johanne Jensen, investigadora de la Universidad de Tromsø, explica que “Se puede comer tanto como se quiera, dentro de una dieta equilibrada”.
Conviene recordar que no todos los salmones son iguales. Entre ellos, destaca por su calidad y seguridad el salmón noruego. El viaje de estos pescados arranca a escasos kilómetros del Ártico, en las frías aguas del océano atlántico que bañan los más de 130.000 kilómetros de costa del país. Es allí donde nada durante los tres años que tarda en alcanzar el peso ideal para llegar a los mercados de todo el mundo.
El salmón en Noruega es mucho más que una industria puntera, es el pilar de su dieta y una forma de vida que se comporta como motor de investigación y de empleo.